Qué tranquilidad
da sentir que no todo depende de vos.
Que no
tenés que hacer todo sola.
Que podes
contar con el misterio.
(Básicamente que no sos lo único que existe en el mundo, elemental, animarse a ceder un poquito de narcisismo y ver cómo el panorama mejora de inmediato).
Sos
un eslabón… un hllo del gran tejido… y no tenes q preocuparte por donde van los
otros hilos. Ya hay algo que lo teje… hay un conciencia superior. Hay Eros. Hay
impulso de vida que late, que funciona, que crea y que va solo.
Fluir…
eso y nada más. Ser parte. Dejarse llevar … estar conectado. Latir con el
centro conector.
El tren
pasa cada cinco minutos. Pero hay muchos que, igual, no lo toman nunca. Podes salirte
del circuito… ir a tu aire. Pero es eso, estas en el aire. Todo cuesta mas y no
hay resonancia. El esfuerzo que haces no repercute en otros factores de la ecuación,
porque estas tratando de cifrar la propia. Y el encuentro con el otro no enriquece, y el mundo no te alcanza lo que buscas. No es que no se pueda… solo que no
responde al orden. Y cuando esto me pasa me canso... sensación de
irrealidad, de que no se del todo adonde voy, no hay feedback ni señales.
Y es conectarse y tu radar solo se ubica donde es necesario… es automático. Recuperar el pulso, el aire, el ritmo. Volver a escuchar la música. Y hacer lo tuyo y sonar afinado. Tocar en sintonía. Y todo sigue y se reacomoda…
permanentemente. Y se regenera, y la vida retoma su cauce.
Contá con el misterio. Corré con los ojos cerrados. Confiá como un niño.